Como padres y madres tenemos un instinto que nos dice si nuestro hijo está o no preparado para ir a un campamento, esta es la primera señal que se debe seguir para saber si están preparados.

Más o menos la edad recomendable para ir por primera vez a un campamento suele ser entre 5 y 6 años, aunque realmente, más que la edad, hay que fijarse en las destrezas y personalidad que tiene el niño. Cada niño es diferente.

Tenemos que tener en cuenta que el niño va a estar en un lugar seguro y que los monitores le ayudarán a integrarse y hacer más fácil la estancia en el campamento. La misión de los monitores es que los niños se involucren en el campamento y que estén bien durante la estancia en este.

Para todos los niños es una aventura salir de campamento y seguro que estarán ilusionados con la idea. Tenemos que animarlos contándoles las aventuras que podrán vivir e intentar no transmitirles las inseguridades que nosotros podamos tener, ya que ellos lo notan y puede que esto afecte a que quieran o no ir de campamento.

Una muy buena idea para saber la respuesta que tiene el niño hacia irse de campamento es buscar el campamento con él. Enseñarle la web del campamento, las actividades que va a realizar, fotografías que tengan los campamentos realizando actividades, las instalaciones… Así observarás la respuesta que tiene tu hijo, si le entusiasma la idea de ir o no ir de campamento…

Otra de las cosas que nos podemos plantear es si nuestro hijo está preparado para pasar 7 ó 15 días fuera de casa. Puede que nuestros hijos no hayan pasado nunca una noche fuera de casa y no sepamos cómo va a reaccionar. Una forma de saber si nuestro hijo está preparado para dormir fuera de casa es, por ejemplo, enviarle un fin de semana a casa de algún amigo para ver cómo reacciona, si tiene problemas a la hora de dormir o por el contrario disfruta de la experiencia.

En caso de que veamos que nuestro hijo no está preparado para pasar fuera de casa las noches también existe la opción de campamentos urbanos, en los que los niños realizan actividades durante el día pero al acabar la tarde vuelve a casa. Esta es una gran opción para aquellos niños que todavía no se encuentren preparados para salir fuera de casa pero aun así puede pasar el verano con otros niños, realizar actividades y lo más importante de todo, adaptarnos a las necesidades que tenga nuestro hijo en cada momento.

No es bueno presionar a un niño a que acuda a un campamento ya que el objetivo de que vaya es que disfruten de la experiencia.

Pero también tenemos que tener en cuenta que siempre hay una primera vez para todo y entre estas se encuentra la primera vez que nuestro hijo va a un campamento. Podremos estar tranquilos ya que los campamentos cuentan con monitores titulados que saben perfectamente como tienen que lidiar con este tipo de situaciones.

Como conclusión, guiarse por el instinto que tenemos sobre si nuestros hijos están preparados para ir a un campamento es la mejor señal, ya que nosotros somos los que mejor conocemos a nuestros hijos y tener una actitud positiva cuando hablemos a nuestro hijo sobre el campamento serán los factores que hagan saber si nuestro hijo está preparado para vivir un verano estupendo en un campamento de verano de calidad!