En un mundo cada vez más digitalizado, donde las pantallas y las redes sociales dominan el tiempo libre de niños y adolescentes, encontrar experiencias que combinen aprendizaje, aventura y conexión con la naturaleza se ha convertido en una prioridad para muchos padres.

En este contexto, el KIDS Chicken Loop Camp, emerge como una propuesta innovadora y pionera en España. Este campamento de verano, ubicado en la icónica localidad gaditana de Tarifa, no sólo se desarrolla un entorno excepcional, sino que también se distingue por ser el primero en el país en integrar formación específica en deportes náuticos como el Kitesurf, el Windsurf, el Wingfoil, el surf  o Paddle Surf. Una propuesta diseñada especialmente para jóvenes de entre 11 y 17años.

A través de esta entrevista con Fernando González Grisolía, director general del campamento, exploraremos cómo esta experiencia única combina deporte, valores y diversión, proporcionando a los participantes las herramientas adecuadas para su desarrollo personal y social. ¿En qué consiste el KIDS Chicken Loop Camp?

Una pasión convertida en misión. El KIDS Chicken Loop Camp no es un campamento de verano cualquiera. Desde su creación en 2017, ha buscado ofrecer algo más que unas vacaciones: una experiencia transformadora. Según Fernando González Grisolía, la motivación detrás de este proyecto nace de una combinación de factores profundamente personales y profesionales.

“Sin duda mi pasión por la enseñanza del deporte en general, por el kitesurf en particular, y la necesidad de compartir el entorno tan especial en donde llevamos a cabo nuestras actividades, ha sido el motor que me ha impulsado a crear esta actividad tan especial”

Tarifa es conocida mundialmente como la meca de los deportes de viento, ofrece un escenario inigualable con sus extensas playas, dunas impresionantes y montañas que enmarcan un paisaje que parece diseñado para la aventura.

“Si bien Tarifa no necesita presentación, hay que destacar que escoger este municipio con la grandiosidad de sus playas, sus dunas y sus montañas hace que el KIDS Chicken Loop Camp sea único”, añade su director.

Desde sus inicios en el año 2017, el campamento ha traído a familias que buscan algo más que un simple entretenimiento para sus hijos. La visión de González Grisolía ha sido clara: utilizar el deporte como una herramienta para enseñar valores, fomentar habilidades sociales y ofrecer a los jóvenes una experiencia que los acompañe a lo largo de su vida.

“Es por ello que nuestro campamento es un trampolín para que los participantes puedan crecer y desarrollar las habilidades sociales entre iguales. Este aspecto es de vital importancia en el entorno digital en el que todos nos movemos en nuestro día a día”, señala.

“Los valores como la coordinación, la disciplina, el respeto por el entorno y la confianza en los compañeros son esenciales para el aprendizaje de este tipo de deportes”, explica González Grisolía.

Esta aproximación no solo permite a los niños y adolescentes aprender kitesurf o windsurf, sino que también les enseña a trabajar en equipo, a superar retos y a desarrollar una mayor conciencia ambiental. En un mundo donde las interacciones cara a cara están siendo reemplazadas por conexiones digitales, estas lecciones son más valiosas que nunca.

Más allá de las actividades deportivas, el

KIDS Chicken Loop Camp se preocupa por todos los aspectos de la experiencia de los participantes, incluyendo la creación de los vínculos, el respeto por la diversidad y la aceptación del otro. Para cumplir con estos objetivos el papel clave de los monitores y del coordinador es esencial. Un campamento de esta magnitud no sería posible sin un equipo de profesionales altamente cualificados, y en el KIDS Chicken Loop Camp, los monitores y coordinadores son considerados el corazón del proyecto.

“Este sin duda es uno de nuestros fuertes. La figura fundamental dentro de un campamento es desempeñada por el coordinador. El coordinador es el responsable del equipo de los monitores que estarán acompañando a los niños las 24 horas del día”, explica González Grisolía.

El coordinador no solo organiza horarios y actividades, sino que también actúa como gestor de la cohesión del grupo, tanto entre los niños como entre los monitores, y sirve como interlocutor directo con los padres.

“Es el motor principal para que todo pueda funcionar de manera adecuada”, añade.

Para garantizar la calidad del servicio, el campamento cuenta con gestores de alta cualificación y experiencia.

“En nuestro caso son personas que llevan más de 20 años en el sector, trabajando y liderando personas”, detalla González Grisolía.

Este enfoque en la calidad del equipo garantiza que los niños estén en las mejores manos, recibiendo no solo instrucción técnica, sino también apoyo emocional y social durante su estancia. Una experiencia que deja huella. El KIDS Chicken Loop Camp no es solo un campamento de verano, sino una experiencia que combina aventura, aprendizaje y crecimiento personal. Desde su enfoque pionero en la enseñanza de deportes náuticos hasta su atención al detalle en aspectos como la creación de los vínculos y la aceptación del otro, este campamento ofrece a los participantes una oportunidad única para descubrir nuevas pasiones, desarrollar habilidades sociales y aprender valores esenciales para la vida. Como señala González Grisolía, “una experiencia única que no es posible encontrar en ninguna otra propuesta”

En un mundo donde las experiencias significativas son cada vez más valiosas, este campamento se posiciona como un referente en España, demostrando que el deporte, la naturaleza y la educación pueden ir de la mano para crear recuerdos imborrables.